CARLOMAGNO (I)

Es como si a la invasión germánica se le hubiera ahora, siglos después de que hubiera perdido fuerza motriz, hecho alto en sentido creador, es decir, se le hubiera dado una activa vuelta hacia atrás; Carlomagno es el que comenzó a extender hacia el Este el terreno del Occidente  Entre las máximas acciones, y a la vez en las pausas en el combate, están sus empresas en el Oeste y el Sur; los ataques contra los árabes y la erección de la Marca Hispánica, la lucha fronteriza contra los bretones, las repetidas campañas contra los duques italianos para ampliara el reino lombardo, cuya corona llevaba Carlos desde el 774. La grandiosa fuerza que hay en estas campañas de conquista y de aseguramiento es magnífica.  De rápidos ataques, surge un continuo camino maduro hacia grandiosos planes de campaña  .  Construcciones de puentes y de canales, amplias organizaciones de aprovisionamiento, fortalezas en las fronteras y sistemas administrativos que son montados inmediatamente detrás de los ejércitos en marcha, colocan a Carlomagno en la serie de los grandes conquistadores de la historia universal.  El conjunto no es sólo buena estrategia, sino política creadora.  El Occidente había encontrado a su dueño, y con él la ley de su unidad.  Alcuino tenía razón en dirigirse a Carlos como a César, ya antes de que el Papa León lo sorprendiera en la fiesta de Navidad del año 800 con a corona.
Es una Europa por todas partes recortada y estrechada aquella sobre la que Carlos domina.  Aparte de todas las angosturas que han originado las fuerzas lejanas, el Norte entero no pertenece al espacio pacificado; es el foco de la inquietud normanda.  Tampoco pertenecen las Islas Británicas.  Allí el fecundo caos de las invasiones el que Occidente surge genera un vórtice propio que se mantiene largo tiempo.  Pagada a costa de mucha sangre y terror, se forma allí de elementos célticos, anglosajones y normandos una valiosa mezcla que a lo largo del milenio no llega a una paz política, pero que tiene un gran futuro.  es como si el destino del orbe, que arrancó a las islas del continente en época reciente, en el momento en que se forma el Occidente precisamente, se convirtiera en destino universal.  El archipiélago pertenece al zócalo continental, pero está separado de él y a él contrapuesto, es una parte del Occidente y a la vez su antagonista por ese factos de ata dialéctica se multiplica toda la futura historia de Occidente.  En medio de las luchas del siglo IX, es Alfredo el Grande, en su manera, aunque no  en la amplitud, una ntítesis insular de Carlomagno.

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