LOS SUMERIOS

El paralelismo cultural de las dos altas culturas junto al Nilo y al Eufrates hace que se muestre la diversidad de su contenido espiritual y de su curso histórico.  Los ríos, con su tendencia a levantar su lecho con aluviones y con la frecuente modificación de su curso, no necesitan menos de un gobierno fuerte y emprendedor que los administre que el propio Nilo en Egipto.  Pero Mesopotamia no es, en modo alguno, un medio delimitado por sí mismo y no está predeterminado a un sistema de gobierno permanente.  No está apartado de los caminos de los grandes movimientos de pueblos como Egipto, sino en medio de ellos.  Las sierras del Tauro, al Norte; las del Zagro, al Este; los desiertos, por el Oeste y el Sur, la cierran, es vedad, por todas partes, pero aquellas montañas son como umbrales en los que se fijan los pueblos para irrumpir con tanto mayor virulencia, y estos desiertos están preñados de tribus beduinas que buscan tierras fértiles.  Ni siquiera la tierra fértil es aquí constante; no se trata de un valle fluvial, único desde las cataratas hasta el Delta, sino de fajas a lo largo del curso de las aguas, que varían según la situación de la organización política y de los trabajos de cultivo e interrumpidas por amplias estepas.  Los valles mismos y su suelo tienen aquí una historia llena de cambios.
También en Mesopotamia hubo una hazaña fundacional.  Pero no creó un imperio que se mantuviera a través de todos los cambios, sino una cultura inicial que, a la vez, fue arada por los siglos.  También ella se mantuvo dentro de su estilo a través de los milenios, pero no como ley formal definitiva y como principio continuamente operante, sino como una materia prima espiritual que fue siempre renovada por fuerzas poderosas y que, finalmente, cuanto más cambiante, más progresó la historia del propio país, sólo como una mayoría de bienes de cultura que se disfrazaban cada vez con más aureola de antigüedad venerable.  El origen de los sumerios, que crearon esta cultura inicial, sigue siendo desconocido.  No son ni semitas ni indoeuropeos; quizá estén emparentados con los primitivos pobladores de Anatolia, quizá procedan de las montañas del Nordeste, a lo cual parece apuntar un dios principal, Ellil, el señor de las tormentas, o quizá también inmigraron por mar desde la India.  A comienzos del tercer milenio a.C. tomaron posesión de la mayor parte del país, que los griegos llamaron Babilonia y los semitas Senaar.  Pero muy pronto entraron también los semitas, y el país quedó dividido en Norte y Sur: al Norte estaban los semitas, que se llaman a sí mismos y a su país Akkad, a diferencia del Sur sumerio.
Los sumerios, pues, crearon la cultura que dio su sello a todo el país y que durante milenios se extendió por toda su historia, aunque más tarde sólo como un estrato cada vez más tenue.  De su espíritu, que desde luego nunca tuvo la rica y segura confianza de creación del egipcio, procede la escritura y el sistema numeral, el estilo de los dioses y el estilo del arte.  Pero los antagonistas semitas y posteriores dominadores cambiaron esto tan fuertemente y añadieron tanto propio, que la cultura de Senaar no es de una pieza, sino de dos o más; es decir, que a partir del segundo día, y después a través de todas sus fases, es más bien el resultado de un cambiante proceso histórico que la pura consecuencia de una hazaña de fundación inicial.
Puramente sumeria es la escritura cuneiforme, invento autónomo frente a los jerogíficos, y mucho menos ligado que éstos a las artes figurativas, que cada vez progresa más hacia un sistema abstracto de signos silábicos.  Esta escritura dura hasta tiempos tardíos y, asimismo, el sumerio sigue siendo la lengua de uso sagrado y solemne, mucho después de que los sumerios desparecieran como raza, lo cual ocurre desde fines del tercer milenio.  ¡Pero con qué firmeza madura la escritura egipcia manteniendo siempre un hermoso punto medio entre imagen y signo!  La escritura cuneiforme, que sólo por excepción se graba en la piedra, y que generalmente es escrita marcándola en ladrillos de arcilla, se vuele pronto cursiva, técnica comercial, sin pasar a través de la sílaba a ser de caracteres independientes.  Algo como las inscripciones adornadas egipcias del imperio medio, en las cuales ningún signo está muerto, y cada uno es una imagen llena de relaciones, y en las que se mantiene y cuida conscientemente el lado oscuro de la caligrafía.
Sumerios son el sistema sexagesimal con la importancia que éste da al número 360, el calendario con la hora doble, el año solar de trescientos sesenta días y los doce cursos lunares, además los comienzos de la observación del cielo y la descripción de cada una de las constelaciones o la atribución a éstas de divinidades determinadas.  Por lo demás, convertir esto en un sistema primitivo de astrología y en la famosa "visión babilonia del mundo" es pura fantasía.  Sólo en la época caldea, es decir, en el primer milenio a.C., se desarrolló aquel sistema de ordenación celeste y después penetró en la ciencia griega, persa y egipcia tardía, y se convirtió en algo de significación mundial en los finales de la antigüedad.
Sumerios son los comienzos de las artes plásticas.  Estos, comparados con los monumentos egipcios contemporáneos, son débiles en cuanto a su forma y, en modo alguno, un comienzo clásico que diera la norma para milenios.  ¡Qué pobre es la estela de los buitres de Eannatum comparada con los relieves de las paletas de pizarra egipcias de la época predinástica!  Sólo desde Sargón y Naramsin; desde la primera compenetración de lo semita con lo sumerio, comienza el arte babilónico a ser grande y característico.  Alcanza en algunas épocas de florecimiento, interrumpidas por largos momentos de decadencia, aquella insuperable expresión de vitalidad tensa y energía brutal que caracteriza sus mejores piezas.  Pero nunca las artes plásticas influyeron y abarcaron en aquel mundo la vida entera como en Egipto, nunca alcanzaron el gran aliento del estilo y nunca se convirtieron en una maestría tan segura.
Sumerio es, finalmente, una gran parte, e incluso los fundamentos del mundo de los dioses babilonios y de sus representaciones míticas.  El culto religioso, como también la interpretación de signos y los conjuros, los ritos de expiación y la magia, llenan la vida mucho más fuertemente que en Egipto; el rey es menos dios sobre la tierra (cual era el faraón) que sacerdote y guardián del culto, y esto parece ser de origen sumerio.  Entre los dioses y demonios de la mitología sumeria se encuentran mezclados el animal y el hombre o incluso dos animales: dragones, leones-águilas, toros-hombres y otras figuras fantásticas y junto a ellas muchas divinidades femeninas. También la tendencia a una fantasía exuberante y a una desmesura sombría, que caracteriza el arte babilónico en oposición a la contención del espíritu egipcio, corresponde al fondo sumerio.  Y en éste se basa, también, la época de Gilgamesh, naturalmente que no su redacción tardía, que convierte al héroe prehistórico en ideal caballeresco de rey, sino su núcleo mítico.  Pero esta materia legendaria y sus figuras principales fueron muy pronto transformadas por los semitas, y lo mismo pasó con las figuras divinas de espíritu sumerio.  Los semitas traen de su época nómada sus dioses tribales, como también su organización patriarcal.  Con el sedentarismo y la transformación de las comunidades de estirpe en asociaciones locales, también los dioses se vuelven sedentarios: se convierten en poseedores de un lugar, de un árbol o de una piedra, en "Baales", pero mantienen su sombría crueldad, su ira celosa, su sed de sangre que determina todo el culto, su gusto por el cruel sacrificio del primogénito y por la automutilación, así como su inclinación al monoteísmo.  Esta teología semita absorbió en sí la sumeria, transformándola también hasta hacerla irreconocible.  Ya en la segunda mitad del tercer milenio, en la época del imperio de Sumer y Akkad, se formó un mundo de dioses babilonios que está inseparablemente mezclado de ambos elementos.

1 comentario:

  1. Gracias por la información, este tema me encanta.
    Conoces Breve Historia de los Sumerios?
    si no es así, te la recomiendo ;-)
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