Hasta los tiempos de Homero los griegos veneraron a sus dioses sin imágenes ni templos. Es verdad que en el bosque y en el camino les señalaron zonas sagradas, exactamente como cuenta Tácito de los pueblos germanos de su tiempo. Más antiguo que todos los templos griegos, más antiguo también que todos los antecedentes de éste en barro y madera son, por tanto, los lugares en que se levantan. Nunca ha santificado un templo el lugar o el paisaje en que se encuentra, sino que estos promontorios y estos desfiladeros del monte, estos valles o castros, estas rocas o ensenadas eran ya desde mucho antes sagradas como morada de una divinidad o como lugar de su culto. Lo eran generalmente desde un tiempo incalculable, y los dioses griegos no habían conquistado de otra manera que sus fieles lugares de su propiedad, sino luchando con los habitantes indígenas. Antes de la historia del templo griego está la gigantomaquia, que en los frontones y metopas de aquél forma uno delos grandes temas. Pero sobre todo está antes de ella el sacro recinto cerrado, con su altar como única obra humana, la sacra reuerentia (por seguir con Tácito) del culto lleno de veneración en la libre naturaleza. Sólo de este santísimo entre todos los santuarios, de la veneración del corazón human, pudo surgir la maravilla del templo griego.
Surge con la mayor libertad de espíritu que puede imaginarse, es decir, no como morada del dios mismo ni como local para el culto divino de la comunidad, pues la imagen de culto en el interior del templo nunca fue para el griego la divinidad misma, y en manera alguna fue ídolo, y el fuego del sacrificio arde fuera. Sólo un pueblo lleno de veneración es capaz de tal libertad de espíritu, y no necesita de la ayuda sacerdotal para su piedad, ni de la oración convulsa, ni del hechizo mágico, sino que se mueve solemnemente con sus ofrendas alrededor del templo en el que está el retrato del dios. La epopeya conoce templos de dioses en numerosas ciudades, y las excavaciones os han enseñado que los más antiguos se construyeron en torno al 800 a.C.
Quizá tiene razón la tradición griega de que el más antiguo en absoluto era el templo de Hera en Argos. Del mégaron se distingue el templo desde el principio por la mayor profundidad del espacio, es decir, por señalar la dirección hacia la imagen del dios. Todavía en el siglo VIII la cella está rodeada de la columnata, y con ello queda diferenciada definitivamente de la vivienda humana. En el siglo siguiente, esto es, en el de Hesíodo y Periandro de Corinto, comienza la transposición de la construcción en ladrillo y de las columnas de madera en piedra. En algunos templos más antiguos las columnas de madera han ido siendo sustituidas paulatinamente por otras de piedra. En el Hereon de Olimpia, Pausanías vio todavía en el siglo II d.C. la última columna de madera de encina; sus muros de ladrillo y su cubierta de madera los conservo siempre la venerable construcción.
No se puede determinar con seguridad, pero es muy posible que la idea de la columnata haya sido creada a partir de la contemplación de las salas hipóstilas de Egipto. Entonces, los griegos, al pasar del templo in antis al períptero, dieron la vuelta como un guante al tipo arquitectónico egipcio. Si así fuera, la maravilla del templo griego resulta tanto mayor, y todas las restantes influencias egipcias y asiáticas que han entrado en su forma, no sólo no explican en él nada, sino que acrecientan la plenitud del acto creador unitario y primitivo del que surgió. El templo griego, con su perístasis, que no es un adorno añadido, sino que lo hace un cosmos en el sentido griego, está allí como un cuerpo en el acto de nacer, como un mundo en la palabra de la creación. Está allí como cuerpo magnífico. No en él, sino alrededor de él y a su vista se perfecciona la vida devota y solemne. El sacro recinto que estaba allí antes que él adquiere, por primera vez, su sentido y asciende al mismo tiempo a la humanidad, pues soporta sobre sí esta creación en la que la superdotación plástica de los griegos produce su mayor maravilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me interesa mucho su opinión. Modero los comentarios exclusivamente para evitar contenidos inapropiados.