Mientras tanto, Ciro ha construido el Imperio Persa en lucha contra una coalición de todas las potencias de Asia Anterior que parecía invencible y a la cual el dios de Delfos le había prometido la victoria porque estaba a su frente Creso de Lidia. Este imperio era una construcción grandiosa en cuanto a su estructura, desarrollo, capacidad de organización y arte administrativo; la perfección del antiguo Oriente, y precisamente su perfección en un plano más elevado, gracias a la pureza del señorial pueblo persa, así como al genio político de su rey. El segundo sucesor de Ciro mandó ya sobre el imperio más grande que nunca antes había existido, desde el océano Índico hasta el Cáucaso, y desde la costa jonia de Asia Menor hasta el Indo. Planes universales, como la circunnavegación de Arabia, el trazado de un canal desde el Mar Rojo al Mediterráneo, la navegación alrededor de África a partir del Oeste, el enlace con el Imperio Chino a través de Asia Central, se iban ofreciendo por sí solos.
Cuando el rey de los persas, después de la derrota de la rebelión jonia, tomó la decisión de incorporar el alborotado mundo de los estados griegos pura y simplemente a su Imperio, pareció presentarse una empresa que sería ligera en comparación con las tremendas campañas, hacia el Norte, Sur y Oeste, que ya se habían desarrollado, especialmente cuando algunos estados de Grecia podían considerarse especialmente seguros y era lícito contar con la desunión de los que prestaran resistencia. Que los mensajeros persas que pedían la tierra y el agua fueran echados en Atenas y Esparta a los pozos parecía no menos absurdo y desmesurado que la rebelión de las ciudades jónicas diez años antes. El fracaso de la campaña, metódicamente planeada en el 492 por una tempestad junto al promontorio de Athos, era simplemente un caso desgraciado. El cuerpo expedicionario del 490 contaba nada más que con 20.000 hombres. La victoria de Maratón fue, por consiguiente, como siembre ha sido considerada, la victoria del derecho, de la libertad y del amor a la patria puro y simple. La victoria ante los dioses y los hombres. Pero una decisión contra el Imperio persa y sus intenciones no lo era, en modo alguno. No significaba mucho más que lograr una tregua para poder respirar. Sólo la guerra, preparada con grandiosa seriedad por Jerjes, dio a la cosa la consistencia de una prueba de fuerzas y el peso de una decisión en la historia universal.
Los griegos lo supieron con toda la claridad de su espíritu y de su instinto:el imperio de los persas es la "servidumbre" , es anti-Europa, no es válido si es válida la medida del hombre. "Saber" significa, en este caso, mucho más que saber, es decir, significa la voluntad y, ante todo, la fuerza de imponer aquella cosa que debe aparecer ante los ojos de los dioses como la mejor, también como la mejor ante la mayoría de los hombres. En la historia universal no es el valor formal, sino el de la causa, el que ha de decidir sobre la gloria; la gloria de Maratón, las Termópilas, Salamina y Platea, no está en el amor a la patria que allí se acreditó, sino en la elevada causa que fue salvada.
No puede decirse apenas palabra mayor sobre el heroísmo de los griegos. Sólo podría imaginarse una única palabra de esta clase, pero podemos indicarla sólo como pregunta, porque de otro modo podría sonar como el empequeñecimiento de una gran acción. ¿La colaboración de los estados griegos, ante la que fracasa el ataque de los persas, no es como una casualidad, como una ocurrencia repentina y un momento luminoso, pero, en todo caso, como un intermedio singular entre las continuas luchas, como una improvisación, sin precedentes ni consecuencias? En los años anteriores al 490 se desarrollaron duras luchas, por ejemplo, la guerra en la que Argos es derrotada por Esparta. Entre Maratón y Salamina hace Atenas, aliada con Corinto, una guerra de varios años, sin éxito, contra Egina, el viejo enemigo de ambas ciudades, por no hablar de otros muchos conflictos no menos trascendentes. Cuando en el otoño del 481 el Congreso del Istmo obligó con juramento a todos los estados griegos a una lucha común y dejó a un lado toda lucha mientras durase el peligro, eran ya cinco minutos antes de la hora. Con aquellos estados, que encontraría sin defensa el primer empuje del ejército enemigo, ya no se podía contar, como tampoco con aquellos que desde hacía largo tiempo jugaban la carta persa. El dios de Delfos aconsejó la sumisión. A los atenienses, que estaban en primer término amenazados, les dijo en versos agoreros que debían confiar en muros de madera y escapar al fin del mundo (Heródoto).
Que en medio de todas las casualidades, desaciertos y vacilaciones resultara el heroico doble ataque de los años 480-479, y la genial batalla naval de Temístocles se completara como éxito pleno con la clásica batalla por tierra de estilo espartano, tal doble victoria de la lanza sobre el arco, de la libertad sobre la servidumbre de Europa sobre Asia, es, como hecho heroico, tanto como decisión objetiva en la historia universal sin ejemplo comparable. Esquilo reúne estos dos aspectos. si se añade que al mismo tiempo -dice la leyenda que en el mismo día de Salamina- la Grecia de Sicilia, bajo la dirección del tirano de Siracusa, aniquila al poderoso ejército mercenario de Cartago, la maravilla se vuelve más asombrosa; lo singular, más singular. Pues en la conexión de la historia de Grecia la victoria sobre Asia significa no otra cosa que un auténtico milagro, una excepción a la regla, el regalo de una hora afortunada. El tema de la historia de Grecia, que por lo demás está siempre despierto, enmudece, y surge sólo el tema de la historia universal en este decenio único realzando a Esparta, a Atenas y a toda Grecia sobre sí mismas en una hazaña verdaderamente panhelénica. Las ciudades griegas, por lo demás, están siempre ocupadas unas con otras: la victoria de Europa que ellas alcanzan acaece en un sentido grandioso accesoriamente. Accesoriamente es salvada la causa elevada, accesoriamente el hombre demuestra que es la medida válida de las cosas. ¿Es quizás la humanidad la fuerza que logra sus victorias siempre de modo accesorio y el valor cuya validez siempre se demuestra accesoriamente?
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