Donde quiera que los pueblos germánicos se establecen firmemente después de su invasión, incluso cuando es después de un largo viaje bajo cielo completamente extraño, surge a través de su carácter guerrero su idiosincrasia campesina, y se adscribe al suelo conquistado. Ciertamente que es una adquisición de tierras por la fuerza y mucha esmerada cultura de estilo grecorromano perece en el proceso. Pero ¡cuántas tierras en las provincias del bajo imperio todavía estaban sin roturar!
Los conquistadores aplicaron el arado y además roturaron tierras nuevas. Lo mismo que su fuerza vital fecundó mucha población fatigada, también su voluntad agraria fertilizó muchos terrenos baldíos.
Agricultura en sentido germánico no es, empero, un trabajo paciente, sino una forma de vida política. Bajo la desgraciada tensión entre las ciudades y el campo, bajo la presión que aquéllas ejercen sobre éste, el imperio romano sufrió más cada vez. A ello se debió que quedara cortado de sus fuentes de vida. en las naciones germánicas los campesinos no son el estrato inferior mudo sobre el que está instalado el aparato señorial, sino un miembro esencial del mismo, e incluso un refugio de la libertad. Esto es lo que más diferencia a los germanos del otro gran tipo de pueblos emigrantes y conquistadores que aparecieron en la historia universal: los pueblos asiáticos de las estepas. Después de la conquista del territorio no se convierten en señores de una tierra fértil extraña, sino que aportan sus agricultores, son ellos mismos agricultores que empiezan a instalarse, con una nobleza que del mismo modo es agricultora. Incluso el labrador en los siglos ulteriores se convierte jurídicamente en no libre, sigue siendo un hombre pleno. Entonces es libre en todos los sentidos y núcleo de todo el pueblo; sus nobles y reyes son agricultores como él mismo, y los hijos del labrador sirven en el séquito de aquéllos. El misterio de la fuerza de conformación política, que estas naciones aportaron al mundo antiguo y por la que se convirtieron en aptos para renovar el imperio, está encerrado en buena parte aquí. Nuevas formas de dominio y un nuevo concepto de la libertad aparecen en ellos. No es ninguna casualidad que la conquista germánica, por dolorosa que fuera de momento, en muchas partes fuera sentida como una liberación frente al aplastante estado de la antigüedad tardía.
También las naciones emigrantes eslavas son completamente pueblos de labradores. La estructura social de su agricultura y la constitución agraria que se funda en la conquista se desvía en muchos aspectos de la situación germánica, y la amplitud del territorio que tenían a su disposición desarrolló cada vez más las diferencias primitivas. Pero también entre los eslavos un campesino fuerte y resistente se da desde el principio como fundamento de la nación entera.
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