GOETHE (I)

Si examinásemos toda la literatura conservadora europea del XIX veríamos que es, en general, huida al irracionalismo sin decisión de futuro, huida a la autoridad por incapacidad de libertad, romanticismo político, en el sentido más retrógrado de la palabra.
Tener potencias mantenedoras es extraordinariamente difícil cuando el caos que quieren sujetar no amenaza desde fuera, sino que entra en la sustancia.  Cuando no encuentran el camino fecundo de la decisión (y entonces serían ya algo más que potencias conservadoras), se mellan los dientes en el enemigo de múltiples cabezas, precisamente en cada una de estas cabezas se tornan negación de la negación, se vuelven reaccionarias.  Es esencial en la reacción que se fije en la acción en marcha, y siempre se limite a sospechar, sin pretender nunca nada nuevo.  Que proporcione fuerzas al atribuir al caos pretensiones de dar forma, y con ello favorezca su progreso al luchar contra él, es pues casi inevitable.
Mucho más pura y profundamente que Metternich, y en absoluto en cualquier parte en el campo del arte político, es realizado el concepto de fuerza conservadora en el siglo XIX en el campo del espíritu.  Pues allí se hallan las fuerzas y hasta figuras válidas que en modo alguno pueden ser caracterizadas como defensa, restauración y contención, aunque van acompañadas de un profundo presentimiento de que quizá podrían estar destinadas a preservar al nuevo siglo de deslizarse hacia el abismo, y que más bien se hallan en plena positividad y, en un sentido muy noble, intemporalmente en el límite de los tiempos.  No es un mal uso del concepto de clásico hablar en este punto de una época clásica; sólo que apenas se trata de una "época", sino de breves años y un muy pequeño grupo que se queda muy por debajo de la "cuadrilla de cien hombres"sobre cuyos hombros, según Nietzsche, se sostienen las épocas clásicas.  Surgiendo de cimientos populares, como la lengua demuestra, pero levantado hacia el espíritu con duro trabajo, este clasicismo demuestra la fuerza de seguir siendo norma, aun cuando ya nadie al cumple, y de seguir siendo por lo menos cultura, que es preservada de modo epigonal.  El concepto de potencia conservadora es transgredido de todos modos en otra dirección, no hacia el lado de la reacción, como si contra el peligro se pusiera siempre un intencional seguro, sino hacia el lado positivo: la elevada forma es elaborada con seriedad y circunspección, en la confianza de que por ser pura presencia se influirá sobre la época y sobre la posteridad.  La responsabilidad pedagógica y la certeza de que el futuro está extremadamente en peligro se mantiene muy viva.  Un romanticismo muy rico va contemporáneamente en el tiempo y sigue siendo productivo hasta los mediados del siglo.  Descubre lo inconsciente y lo popular de nuevo para la conciencia, la natura y la historia, lo incómodo y hasta lo santo, en reflejo secundario como todo romanticismo, pero con tanta intimidad que sus canciones, cuadros y pensamientos se hicieron gratos no sólo a los ilustrados, sino al propio pueblo.
Podríamos creer que Goethe es una de las más misteriosas figuras de la historia de Occidente.  Desde luego que él se ha silenciado a sí mismo a fondo y se ha mantenido en secreto, y lo ha logrado de la manera más efectiva al entregarse puramente al fenómeno y expresando todo lo expresable en clara palabra; pero lo inexpresable estaba después presente de manera convincente, sin que se necesitara hacer de ello expresamente un misterio.  No hay relación más casta con la metafísica que esta presencia del pensamiento "goethiano".  En esto está toda la helenidad en su espíritu, por occidental y por alemán que sea en apariencia.  No necesita apenas disculpa que no profundicemos en la plenitud de su naturaleza y en el contenido del mundo que construyó, sino simplemente referirnos a su influencia sobre el siglo.  Por lo demás, se justifica esta renuncia a lo más hermoso, pues toda su obra es presente.  Una posición histórica frente a él todavía falta mucho para que sea oportuna, lo mismo que ocurre con Mozart y, en general con la gran música alemana. 

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