LOS SUMERIOS LLEGAN A CHIPRE

Los sumerios son, en la época en la que aparecen en la historia como señores de Senaar, un belicoso pueblo de labradores que lucha con armas cortas y grandes escudos cuadrangulares en falange cerrada. Sus ciudades, que cubren todo el espacio desde las bocas del Éufrates hasta la inmediata aproximación de éste con el Tigris, han sido excavadas sólo en parte por motivos que todos podemos intuir.  Por encima de los diversos reyes de ciudad había un rey supremo de todo el país que buscaba siempre su reconocimiento en Nippur, en el oráculo del dios sumerio Ellil.  Pero el centro de gravedad político, la categoría directiva y las relaciones de subordinación entre las ciudades eran cambiantes.  Una lista de reyes coherente y unitaria no puede esperarse en tales circunstancias y, en todo caso, no se puede conseguir con el material del que disponemos.  Las ciudades de Kish y Opis aparecen al principio como sedes regias hasta que las sustituye Lagash; desde esta ciudad consiguió Eannatum sus victorias sobre los otros príncipes de las demás ciudades y sobre los belicosos elamitas (y lo celebra en la conocida "estela de los buitres").  Por fin aparece en primer término Uruk, la ciudad de Gilgamesh, quien, según la leyenda, construyó sus murallas.  El rey Lugalzaggisi de Uruk, según las indicaciones de sus ofrendas, no sólo dominó todas las ciudades de Senaar, sino que penetró hasta el "mar superior", es decir, hasta el Mediterráneo: quizá estemos ante el primer gran conquistador que partió de este territorio.  La lucha interna por el predominio en la zona y por la expansión allende sus fronteras se unieron en este primer rey conquistador.
Su poderío, sin embargo, sucumbió al cabo de poco tiempo ante los semitas de Akkad, que ya en todas las luchas precedentes habían venido atacando desde el Norte.  Son superiores a los sumerios en eficacia y técnica guerrera, pero no luchan en formación cerrada sino abierta, y su arma principal es el arco.  A los semitas de Akkad se les suman los amorreos, un agresivo pueblo beduino que ataca a la vez Senaar y Siria guiado por el dios de las tormentas y de las batallas, Hadar.  Antes de mediados del III milenio, el rey Sargón de Akkad derribó el imperio sumerio y fundó el primer imperio de Asia anterior dirigido por semitas.  La leyenda tardía lo convierte en héroe de bajo origen, que es expuesto de niño en una cesta de cañas, criado como jardinero y llamado a su gran misión por la diosa Ishtar (una historia que quizá nos sea familiar).  El mito del fundador de un reino con todos sus rasgos populares se hila a su alrededor y en torno a su hazaña de trascendencia en la historia universal.  Somete no sólo Senaar y Elam, sino que vence también a los reyes de Subartu, es decir, el territorio estepario y montañoso de la Mesopotamia septentrional donde habitan los pueblos asiánicos.  Probablemente también entró hasta muy adentro en Asa Menor.  Su mayor victoria es la sumisión de los amorreos.  Las campañas contra éstos lo condujeron "hasta el país del Occidente en su final", es decir,  la costa de Siria, e incluso más allá en el mar occidental, sin duda hasta Chipre.  Chipre se convierte desde entonces en centro de irradiación de elementos culturales y de cultos babilónicos para todo el mundo egeo, y especialmente en sede de la diosa desnuda de la naturaleza y del sexo que tan profundamente ha influido en la religión de los pueblos asiánicos y mediterráneos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me interesa mucho su opinión. Modero los comentarios exclusivamente para evitar contenidos inapropiados.