LA TALASOCRACIA CRETENSE

La cuestión decisiva para entender Creta en su esencia pasa por desentrañar la política de la isla.  ¿Cuál es el Imperio de Minos, que la leyenda griega ha hecho antepasado de los príncipes aqueos de Creta, pero del que ya Heródoto reconoce claramente que no fue tal, sino el rey representativo de la Creta prehelénica y poderosa en el mar?  ¿Qué ocurre con sus incursiones contra Atenas y con aquellas otras, hasta Sicilia e Italia, de las que da noticia el mito?
Creta ha reunido la navegación que antes estaba en manos de las islas menores y la ha practicado con barcos mucho más adecuados, esencialmente con barcos de vela, mientras que las naves cicládicas eran de remos; también frente a los barcos egipcios son notablemente superiores los cretenses, en cuanto a su capacidad marinera y de maniobra.  En la época de los kafti consigue Creta el absoluto monopolio de la navegación en el Mediterráneo oriental: este es el contenido esencial de la "talasocracia" o señorío del mar del omnipresente Minos. Las islas menores y su población caria las dominó formalmente; por el contrario, los desembarcos en las costas continentales debieron ser, a fin de cuentas, sólo algaradas piráticas en busca de botín, y no conquistas.  Una imagen más clara del llamado Imperio de Minos es difícil, desde luego, de conseguir, porque sabemos muy poco de la estructura política interior de la isla misma, por ejemplo, sobre la relación entre sí de las cien "ciudades" de Creta de que Homero habla, e incluso sobre la relación de las capitales y palacios.  Las ciudades, hasta el final, todas estuvieron sin fortificar: por algún motivo los cretenses no se sentían amenazados.  El rey nunca sobresale, nunca es representado en figura mayor que las demás, como en las representaciones egipcias o babilónicas.  Se puede imaginar que una capa dominante de magnates, en este caso de navieros y aristócratas del comercio, como también de sacerdotes y jefes delas tropas, era la que sostenía la potencia marítima cretense.  Con esto va de acuerdo que los kafti, según muestran sus monumentos artísticos, tienen un marcado sentido del deporte y el entrenamiento, pero carecen en absoluto de espíritu guerrero y, ciertamente, no son soldados.  
Junto al gran comercio está la industria: al lado de Minos es Dédalo, el antepasado de los artistas, la figura representativa del mito histórico cretense.  
Por consiguiente, ciudades sin murallas, palacios sin defensa, una grandísima concentración de poder, sin estado y probablemente ejército, expansión conquistadora sin intentos de formar imperio, además de un arte elevado sin contenido político y sin monumentalidad.  Y se tiene la tentación de añadir: un reino sin rey (pero esto sería exagerar la analogía).  Es muy notable que en la caracterización de tales entidades políticas hayamos caído sin darnos cuenta en la forma de "país sin...", pues tanto imaginamos lo político desde la entidad fija del estado; apenas ha un libro sobre Inglaterra que no pudiera traducirse a la fórmula "país sin...".  Pero también la pura talasocracia es una estructura política sumamente positiva; al fin y al cabo es desde ella desde donde ha sido pensado el mito político del Leviatán.
Los barcos cretenses, con su elevada popa y su pesado espolón, son el medio con el que fue dominado el mundo mediterráneo, para lo cual no hay que presuponer un "imperio de Minos".  El monopolio efectivo de la navegación de altura, que estuvo algunos siglos en manos exclusivas de los cretenses, bastó para adquirir la posesión de todos los tesoros del mundo en la medida en que se los deseaba, y para mantener una potencia como sólo la tuvo más tarde Cartago, sobre todo cuando antes de inventar las máquinas de transporte terrestre al mar, tuvo, por decirlo así, un monopolio natural como elemento de comunicación.  Desde Creta fueron fijadas las grandes rutas y los lejanos objetivos del comercio marítimo mundial: Tartessos (España) y Alashia (Chipre), que se podrían traducir como "lejano Occidente" y "lejano Oriente".  Tartessos era importante a causa de la plata y también a causa de las rutas de navegación, que desde antiguo se habían desarrollado allá, pero la navegación hasta sus costas era también la más aventurera y peligrosa, sobre todo a causa de los piratas.  Alashia era importante porque allí acudían ante todo los influjos culturales babilónicos y egipcios, y porque era el punto septentrional extremo de la navegación egipcia. Donde Creta encontraba tribus primitivas surgía, naturalmente, aquella forma exportadora de "comercio", que conocemos por la historia de todos los pueblos coloniales: pacotilla civilizada sin valor contra productos naturales de gran valor.  Se debe pensar que la navegación era una audaz empresa, evidentemente, una empresa de señores, y que las cargas eran pequeñas y por consiguiente muy valiosas; humanos, esto es, esclavos, deben haber desempeñado entonces, como siempre, un gran papel como cargamento.
En algunos lugares es seguro que el comercio siguió a la bandera, como ocurre en la historia colonial europea; esto es, que los vínculos comerciales comenzaron con una expedición de robo y se convirtieron en una forma duradera de éste.  En tales lugares la talasocracia cretense se convierte en una especie de imperio colonial, con emporios, bases fortificadas, accesos asegurados a la costa y hinterland controlado.  Pero donde encontró pueblos con cultura o semicultura hubo verdadero comercio sólo que también bajo el pabellón de la potencia superior.  En estos puntos se suman a los medios materiales de dominación de la flota los medios ideales: el sistema monetario, el de medidas, la escritura; piedras para pesar con una especie de graduación, es decir, cibuertas con representaciones figuradas, para que no se pueda quitar nada de ellas, han sido encontradas.  El sistema numeral se basa en el número 10.  La moneda consiste, aparte de piezas de plata en forma de moneda, en grandes barras de oro y cobre, batidas en forma determinada y con signos grabados.  Estas barras han sido halladas desde Cerdeña hasta Chipre:en este espacio impuso la potencia marítima de Creta un fair play internacional. Por lo que hace a la escritura, constituye en Creta en el segundo milenio, junto a los sistemas gráficos de Egipto y Babilonia, un centro especial de desarrollo.  Ya en la época de los primitivos palacios hay varias escrituras ideográficas, invento, desde luego, sacerdotal.  Con la dominación de los kafti aparecen los signos silábicos de carácter cursivo, uno de ellos en Cnossos.  La lengua usada en ellos debe ser quizá "la lengua de tráfico de la navegación", desde Alashia hasta Tartessos.


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